Hace unas semanas leíamos el inicio del libro de Jonás, que me parece tan interesante como divertido: “El Señor dirigió su palabra a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos: «Ponte en marcha, ve a Nínive, la gran ciudad, y llévale este mensaje contra ella, pues me he enterado de sus crímenes». Jonás se puso en marcha para huir a Tarsis, lejos del Señor”. Jonás sabe que la misión que le encomiendan es difícil e incómoda y huye en dirección contraria adonde Dios le pedía ir.
Cuando nos dejamos dominar por nuestros miedos e inseguridades, por nuestras sombras, la huida de Dios parece una salida inteligente. En cambio es un acto de cobardía y de comodidad. Jonás es un profeta cobarde, al menos en sus inicios.