Quizás no somos conscientes, pero a diario llevamos a cabo prácticamente tantos actos de confianza como respiraciones inflan nuestros pulmones y nos permiten vivir. Desde “microconfianzas” del tipo abrir el grifo de la ducha en el Primer Mundo, seguros de que saldrá agua, hasta poner un pie delante del otro en un cruce, confiando en que los conductores frenarán a tiempo sin llevarnos por delante.
Confiar en otros
Aunque también hay momentos en los que confiar en los demás, en el futuro, en la suerte o en Dios, nos puede resultar entre difícil e imposible. Veamos qué implicaciones tiene esto y qué nos propone la Fe al respecto.