La riqueza de escucharnos mutuamente, con apertura a acoger lo que piensan y sienten los demás, no es frecuente a nivel existencial. Sí a nivel de discursos, pero con dificultad en la vida cotidiana. Y esto nos empobrece a todos.
La apertura interior
Al menos, mi experiencia es que, en el último compartir fraterno, las hermanas me enriquecieron con sus aportaciones. Una de ellas, exponía un fragmento breve de su lectura personal que decía: