Antes de que existiera nuestro colegio, antes incluso de que hubiera calles, parques o semáforos en el barrio, este lugar era puro campo. Un campo lleno de vida, con árboles, hierba y animales que pastaban cerca de un pequeño arroyo llamado Meaque.
Entre barro, sueños y tiza: así nació nuestro Gamo Diana
Eugenia Aparicio