La pregunta por la salvación y la duda de una posible condenación ha quitado muchas horas de sueño, ha infundido mucho miedo y ha restado mucha paz a muchas buenas personas que poco tenían que temer en verdad pues “Dios que modeló cada corazón, comprende todas sus acciones” (Sal 32).
Nos salvan cuatro cosas “de nada”
Víctor Chacón, CSsR