Nos encontramos en situaciones conflictivas más veces de las que desearíamos. Acontecen en los ámbitos más variados: conflictos en la política (polarización de partidos que se niegan a dialogar y entenderse y generan enfrentamientos de consecuencias incalculables, irreversibles), conflictos de identidades nacionales (que se vuelven cada vez más virales y generan guerras psicológicas e incluso armadas); conflictos cuotidianos en las relaciones interpersonales, tanto en la convivencia ciudadana, como en el trabajo o en la familia que frecuentemente se resuelven por vía judicial. Este mundo conflictivo también está presente en las comunidades de la Iglesia, en las actividades pastorales y misioneras.
Conflictos, ¿solucionarlos o transformarlos?
José Cristo Rey García Paredes, cmf